¿Qué es una correspondencia?
Podemos sostener que dos obras de arte forman una correspondencia si podemos determinar que una de ellas es la base, el modelo o el prototipo de la otra. La mayoría de correspondencias de este proyecto está conformada por un grabado europeo y una pintura colonial española. Sin embargo, algunas pueden consistir de dos grabados, dos pinturas, dos tallas, o de hecho, de cualesquiera dos de ellos. Los dos componentes de la correspondencia pueden ser europeos o coloniales españoles. El único requisito para que estén en correspondencia es que reconozcamos a uno de ellos como fuente del otro.
Las correspondencias pueden ser directas o indirectas. Una correspondencia es directa cuando una de las obras de arte sirvió de modelo inmediato a la otra. Es indirecta cuando hay una tercera obra de arte que media la influencia de una sobre la otra. Por ejemplo, el grabado en madera de Durero sobre el tema de la Misa de San Gregorio (ver Figura 1) está en correspondencia con la pintura de la Escuela Cusqueña que se encuentra en la Figura 2. Sin embargo, es casi seguro que la correspondencia sea sólo indirecta.
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Figura 1. Alberto Durero: Misa de San Gregorio |
Figura 2. Escuela del Cusco: Misa de San Gregorio |
Nótese que la pintura invierte la dirección izquierda-derecha con relación al grabado en madera. La razón de esto puede ser que el artista colonial no utilizó el grabado de Durero para su composición. O al menos no la usó directamente, ya que bien podría haber echado mano de la copia grabada por Wierix (ver Figura 3).
Figura 3. Hieronymus Wierix: Misa de San Gregorio |
La correspondencia entre las Figuras 2 y 3 sería directa (como sería la correspondencia entre las Figuras 1 y 3). Pero la correspondencia entre las Figuras 1 y 2 sería sólo indirecta.
De hecho, las pinturas que son imagen de espejo de los grabados son índices de correspondencias indirectas, porque mientras el proceso del grabado explica por qué un diseño se invierte cuando se imprime (observe el paso de la Figura 1 a la Figura 3 de más arriba), no existe explicación plausible de por qué un artista colonial invertiría la dirección de un grabado que está copiando (ver Stastny 1965).
Dos correspondencias pueden compartir sus imágenes de base. Esto ocurre cada vez que una obra de arte sirve de modelo a más de una pieza. Ver por ejemplo el grabado en madera de Durero (Figura 1), la cual sirvió de modelo tanto para el grabado de Wierix (Figura 3) como a la pintura de la Escuela Cusqueña (Figura 2).
Y dos correspondencias también pueden compartir sus imágenes derivadas. Esto ocurre cuando diferentes obras de arte sirven de base a una y la misma pieza derivada. Tomemos por ejemplo la pintura del llamado Maestro de Santa Teresa en la Figura 4.
Figura 4. Maestro de Santa Teresa: La Transfiguración. Convento de Santa |
La pintura puede dividirse en cuatro escenas, cada una de las cuales deriva de una ilustración grabada del Evangelicae Historiae Imagines (o EHI; ver García Sáiz 1988). Empezando por la escena de la izquierda y moviéndonos en el sentido de las agujas del reloj, las fuentes de estas escenas son las siguientes:
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Figura 5. EHI (Plancha 43): Satiat quinque mille hominum |
Figura 6. EHI (Plancha 63): Transfiguratio Christi |
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Figura 7. EHI (Plancha 80): Praenunciat IESUS suam crucem Apostolis |
Figura 8. EHI (Plancha 45): Sanatur daemonicus caecus & mutus |
Para establecer una correspondencia se empieza acumulando coincidencias entre sus supuestos miembros. Para este fin es necesario identificar un número suficiente de similitudes entre ellos. Estas similitudes tienen que ser casuales en el sentido que no son requeridas por la iconografía del tema. Tomemos por ejemplo la pintura sobre el martirio de San Sebastián en la Figura 10.
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Figura 9. Thomas de Leu: Martirio de San Sebastián |
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Figura 10. Seguidor de Diego Quispe Tito: Martirio de San Sebastián |
Ya que se trata de una pintura que representa el martirio de San Sebastián, es de esperar encontrar a un hombre joven, amarrado y casi desnudo, a punto de ser ejecutado por arqueros y ganándose una corona de laureles o una palma del martirio. Esto es lo que demanda la iconografía del tema. Pero nótese, sin embargo, la figura contorneada del santo, su brazo derecho alzado, y su mano derecha abierta. O los hombres arremolinados a sus pies. O el grupo con un caballo que se encuentra a un lado y el grupo a pie que se aprecia al otro lado. Ninguno de estos elementos viene exigido por la iconografía del tema. Todos ellos argumentan, por lo tanto, a favor de colocar esta obra de arte en correspondencia con el grabado abierto por Thomas de Leu que se muestra en la Figura 9. Este grabado está a su vez basado en uno de Aegidius Sadeler II (ver 8AA/8A).
En consecuencia, para reconocer una correspondencia es importante identificar los parámetros de la variación de los temas en consideración — qué puede y qué no puede variar iconográficamente en ellos. Así por ejemplo, el tema de la Anunciación tiene que mostrar a la Virgen María recibiendo al Arcángel Gabriel. Hasta este punto no puede haber ninguna variación. Sin embargo, la posición relativa de María y de Gabriel, su vestimenta, sus gestos y utensilios, el mobiliario de la habitación de María, entre otros, son parámetros admisibles de variación.
Hipotetizar una correspondencias entre dos imágenes es explicar, de la manera más elegante, la co-variación de sus coincidencias. Esta es la razón más convincente para proponer una correspondencia. Sin embargo, hipotetizar una correspondencia es algo que siempre está sujeto a revisión, es una afirmación que se sostiene (o no se sostiene) sobre las coincidencias que le sirven de base.