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La Serie de Anacoretas (Texto de Sala)

Los anacoretas son individuos que optan por apartarse de la sociedad para vivir una vida centrada en la oración, la penitencia, y el estudio religioso. En una colección particular arequipeña se encuentan las pinturas de anacoretas que vemos en esta sala. Las pinturas son óleos de maestro cusqueño no identificado, y fueron realizadas en el siglo XVII.

Un estudio cuidadoso de estas pinturas sugiere que estas pinturas se basan en un ciclo de grabados publicados, ca. 1635, por Jacques Honervogt I, en su taller parisino de la rue Saint Jacques, bajo la insignia de La Ciudad de Colonia. Estos grabados fueron luego republicados, en este mismo taller, por los sucesores de Honervogt: Gérard y François Jollain.

Las imágenes de los anacoretas exhibidas en esta sala fueron creadas por Maarten de Vos (1532-1603), uno de los manieristas flamencos más destacados. Los textos que acompañan a las imágenes de los grabados fueron compuestos por Cornelis van Kiel (1528-1607), lexicógrafo, lingüista, traductor, y poeta flamenco que trabajó como corrector de estilo para la célebre imprenta de Amberes dirigida por Christoph Plantin.

Las pinturas arequipeñas siguen muy de cerca a sus fuentes grabadas. Pero también muestran distanciamientos interesantes. Así, saltan a la vista las abundantes representaciones de flores y avecillas que no adornaban los grabados. La adición de estas representaciones es una adaptación muy grata al gusto cusqueño.

Otra diferencia interesante entre una pintura y su fuente se ve en el caso del anacoreta Pablo. En lugar del tierno conejito del grabado, la pintura cusqueña nos presenta a una criatura infernal con alas de libélula soplando una corneta. También curiosa es la transformación que se ve entre las representaciones de Jacob el Ermitaño. Mientras el grabado presenta al anacoreta dándose en el pecho con una piedra, la pintura cusqueña le añade a Jacob una segunda penitencia: la laceración con un cilicio. De no ser por la confronación con los grabados correspondientes no habríamos tenido manera de saber que estos y otros detalles fueron creaciones locales, no importaciones europeas.